LA VOZ
DE GALICIA
8 junio
2016
La obesidad no es solo un problema de peso. Es, sobre todo, una
enfermedad inflamatoria crónica. Los kilos de más provocan un aumento de las
células grasas que, a su vez, generan una inflamación crónica del tejido
adiposo que acaba desencadenando síndrome metabólico (hipertensión,
triglicéridos y colesterol alto), diabetes y riesgo cardiovascular.
Este es
el verdadero peligro, una amenaza real que tiene un nombre: lipoinflamación.
Es la causa interna de la cronificación de la obesidad y, por primera vez, se
ha demostrado que se puede luchar contra ella de forma eficaz. Es lo que ha
demostrado un ensayo clínico comparativo, aleatorio, controlado con placebo,
ciego simple y unicéntrico realizado durante seis
meses a 29 pacientes obesos.
A los participantes se les
dividió en dos grupos y a ambos se les sometió a una estricta y agresiva dieta
verdaderamente hipocalórica, de menos de 800 calorías diarias, manteniendo el
equilibrio proteico. Solo que mientras que al primero se le dio un placebo, al
segundo se le suministró un ácido graso Omega 3, el DHA. En ambos casos los
obesos bajaron 22 kilos de peso y redujeron su cintura en 20 centímetros, solo
que en los miembros de la segunda cohorte se observó también una mejora
significativa de los parámetros inflamatorios, con una reducción de los
triglicéridos, colesterol LDL y un beneficio significativo de la insulinemia.
Los pacientes también
siguieron el llamado protocolo PnK, que además de
incidir en la dieta promueve el ejercicio y un cambio en el estilo de vida. Los
investigadores que intervinieron en el estudio, publicado en Endocrine, realizaron el seguimiento mediante biomarcadores de inflamación, como interleucinas,
PCR o TNF Alfa, y mediante la medición de los líquidos de la membrana. Este
estudio molecular ha supuesto una innovación y ha permitido, a su vez,
confirmar que la lipoinflamación es la causa interna
de la cronificación de la obesidad.
«El objetivo no era solo
conseguir una reducción del peso, sino mejorar los marcadores inflamatorios y
reducir el impacto que tiene para la salud el efecto de la inflamación asociado
a la obesidad», explica Diego Bellido coautor del artículo y coordinador de la
Unidad de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de
Ferrol. En el trabajo, coordinado por Daniel de Luis, del Hospital Clínico
Universitario de Valladolid, también ha participado Felipe Casanueva, del
Clínico de Santiago.
La lipoinflamación
es también la responsable de que, después de seguir una dieta, al cabo del
tiempo se vuelva a recuperar peso, por lo que actuando sobre los factores que
inciden en ella se podría evitar el llamado efecto yo-yo.
Dieta agresiva
Sin embargo, para mantener
un peso adecuado tampoco es necesario seguir una dieta hipocalórica intensa a
lo largo del tiempo. «Es cierto que es muy agresiva, pero luego al paciente hay
que enseñarlo a comer normal», apunta Bellido, que también es vicepresidente de
la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad.
El estudio es solo un
primer paso, ya que el objetivo final es identificar biomarcadores
a largo plazo que faciliten luchar contra la cronificación de la obesidad y
diseñar estrategias que permitan a las personas con exceso de peso no solo
rebajar kilos, sino mantener este beneficio en el tiempo de forma eficaz y
saludable.
La comida mediterránea rica en grasas vegetales no
engorda
Seguir una dieta
mediterránea no restringida en calorías y rica en grasas vegetales como el
aceite de oliva virgen extra o frutos secos no conduce a un aumento de peso
significativo en comparación con una dieta baja en grasa., según un amplio
estudio publicado en The Lancet Diabetes & Endocrinology. El trabajo sugiere que las directrices
actuales de la salud crean un miedo innecesario a las grasas saludables
presentes en la dieta mediterránea, con conocidos beneficios para la salud.
«Durante más de 40 años, la política nutricional ha abogado por una dieta baja
en grasa, pero estamos viendo poco impacto en el aumento de la obesidad»,
asegura el autor principal del estudio, Ramón Estruch,
investigador del CIBEROBN en el Hospital Clínic de
Barcelona.